La crisis del consumo golpea con fuerza al sector panadero. En los últimos 18 meses cerraron alrededor de 14.000 panaderías en todo el país, según datos del Centro de Industriales Panaderos de la Provincia de Buenos Aires (CIPAN). La retracción de la demanda y el incremento de los costos básicos llevaron a los comercios a operar con solo la mitad de su capacidad.
“Hoy apenas seis de cada diez máquinas están encendidas. El consumo de pan cayó un 50% y ya no se ven mostradores llenos como antes”, señaló Martín Pinto, presidente del centro de panaderos de Merlo y referente de CIPAN. Según explicó, muchas panaderías redujeron su producción a los productos esenciales y producen por encargo, para evitar pérdidas.
La contracción es particularmente visible en las facturas, cuya venta cayó un 85%. “Ya ni siquiera la docena del día anterior con descuento encuentra compradores. La gente prioriza leche o carne, y hasta empezó a hacer pan casero para ahorrar”, agregó Pinto.
El incremento en los precios de las materias primas agrava la situación: un bolseo de harina de 25 kilos pasó de $3.500 a $15.000 el medio kilo de levadura de primera marca subió de $700 a $2.500 y la grasa aumentó de $18.000 a $28.000. A esto se suman tarifas de luz y gas en alza, que obligan a los panaderos a apagar hornos y equipos para reducir costos.
De acuerdo con los registros del Indec, el kilo de pan “tipo flauta” se vendió en julio a $3.661 en el Gran Buenos Aires, con una suba del 37,4% interanual y del 104% en los últimos 18 meses.
La retracción en el rubro no es un caso aislado: en el último año también cerraron 16.000 kioscos, lo que llevó al sector a su peor nivel en décadas. Restaurantes, hoteles y comercios de cercanía atraviesan la misma dificultad, marcada por costos crecientes y una demanda en fuerte retroceso.