La Canasta Básica Total apenas subió un 0,1% en mayo y se ubicó en $1.110.624 para una familia tipo. En cambio, la Canasta Alimentaria bajó un 0,4%. La evolución de los salarios sigue siendo clave para medir el impacto en los niveles de pobreza e indigencia.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que en mayo una familia tipo necesitó ingresos mensuales de $1.110.624 para no caer por debajo de la línea de pobreza. Esta cifra corresponde al valor actualizado de la Canasta Básica Total (CBT), que contempla el conjunto de bienes y servicios esenciales para el sostenimiento de un hogar promedio de cuatro personas.

El incremento mensual fue de apenas $561, equivalente a una variación del 0,1% respecto a abril, lo que indica una desaceleración en el alza de precios básicos. En paralelo, el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) —que mide el umbral de indigencia— disminuyó un 0,4%, ubicándose en $500.281, es decir, $2.010,23 menos que el mes anterior.

Estas canastas reflejan el gasto mensual estimado para una familia compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31, un hijo de 6 y una hija de 8. No obstante, el INDEC también difundió cifras ajustadas para diferentes tipos de hogares. Por ejemplo, una familia de tres integrantes —una mujer adulta, su hijo adolescente y una persona mayor— necesitó $884.186 para cubrir la CBT, mientras que un hogar de cinco personas requirió $1.168.132 para no ser considerado pobre.

Aunque los alimentos mostraron cierta estabilidad en los últimos meses, con una suba acumulada del 11,3% entre enero y mayo, la relación entre ingresos y costo de vida sigue siendo ajustada. De acuerdo al último dato disponible del primer trimestre, los salarios formales aumentaron un 10%, levemente por debajo del aumento en la CBA (10,3%), pero por encima del de la CBT (8,4%). Esto sugiere que los ingresos de los trabajadores le ganaron a la pobreza general, aunque no alcanzaron a compensar el alza de los productos alimenticios.

La publicación de los datos de salarios de abril y mayo será clave para evaluar si la recuperación del poder adquisitivo acompaña esta leve desaceleración en los precios básicos. Mientras tanto, el umbral de un millón de pesos para no ser pobre impone un desafío creciente a las familias argentinas, especialmente en un contexto de alta inflación acumulada y presiones sobre el consumo doméstico.