Tecnología de Hollywood en Buenos Aires: las 4 herramientas que usó El Eternauta para revolucionar la ficción argentina

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Tecnología de Hollywood en Buenos Aires: las 4 herramientas que usó El Eternauta para revolucionar la ficción argentina
Tecnología de Hollywood en Buenos Aires: las 4 herramientas que usó El Eternauta para revolucionar la ficción argentina

La esperada serie protagonizada por Ricardo Darín logró una puesta en escena impactante gracias a tecnologías de última generación que hasta ahora solo se veían en producciones internacionales. Escaneo 3D, pantallas LED, Unreal Engine y una integración precisa entre lo físico y lo digital marcan un antes y un después en la industria local.

La adaptación audiovisual de El Eternauta, la emblemática historieta de Héctor Germán Oesterheld, no solo representa un hito narrativo sino también un salto tecnológico en la producción nacional. La superproducción de Netflix, dirigida por Bruno Stagnaro y con Ricardo Darín en el rol protagónico, utilizó cuatro tecnologías clave que permitieron recrear una Buenos Aires distópica con realismo cinematográfico.

Uno de los pilares de esta innovación fue el escaneo 3D masivo de calles, edificios y espacios emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. Esta técnica, que captura geometría, texturas y colores con alta precisión, permitió construir escenarios digitales hiperrealistas que sirvieron como base para ambientar la trama apocalíptica.

Otro avance determinante fue la producción virtual: los actores filmaron dentro de un infinity stage, un set rodeado de pantallas LED curvas que proyectaban en tiempo real los escenarios generados digitalmente. Esta tecnología, similar a la utilizada en la serie The Mandalorian, eliminó la necesidad del tradicional fondo verde, permitiendo una experiencia inmersiva tanto para el elenco como para el equipo técnico.

A esto se sumó el uso del motor gráfico Unreal Engine, desarrollado originalmente para videojuegos, que posibilitó el renderizado de escenas en tiempo real con calidad cinematográfica. Así, los directores pudieron visualizar el entorno final durante la filmación, agilizando decisiones creativas y técnicas sin depender del trabajo posterior de posproducción.

Finalmente, el mayor desafío fue lograr una integración precisa entre lo físico y lo digital. Desde la sincronización de cámaras y luces hasta la composición de imágenes en tiempo real, cada detalle fue calibrado para que actores, objetos reales y fondos virtuales convivieran de forma orgánica. Ejemplo de ello fue la escena de la muralla en Puente Saavedra, que combinó autos reales apilados con una ciudad digital devastada.

Con estas herramientas, El Eternauta no solo rindió homenaje a una obra clave de la cultura argentina, sino que marcó un punto de inflexión en la manera de hacer ficción en el país. Una apuesta que muestra que la industria audiovisual local puede estar a la altura de los estándares internacionales más exigentes.

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